Ahora no es el mejor momento para dejar de fumar

Al final lo que iba a ser media hora, se convirtió en casi una hora. Salir de allí con el tiempo justo para cumplir con el encargo que tenías pendiente, aceleras el paso y comienzas a sudar. “‘Perfecto”- piensas – “ahora solo falta que coja un catarro”. Te detienes en un semáforo y te enciendes un cigarrillo.

– ¡Mierda, llego tarde! – exclamas en voz alta mientras miras la hora.

– ¿Dónde vas? Si puedo te acerco.

Justo detrás tuyo hay un vecino del barrio. David, un heavie con el pelo rapado igual que Ragnar Lothbrok de la serie Vikingos. Toda la cabeza rapada al cero excepto la coronilla de dónde le nace una trenza que le llega hasta la espalda. Chupa de cuero, pantalones arrapados y como llavero, una correa metálica para perros de 50 cm atada a la travilla del pantalón con un mosquetón. 

Si no lo conocieras desde pequeño, te podría llegar a intimidar e incluso hacerte dudar de sus intenciones. Pero al final, las apariencias engañan. Muchas veces, la gente con un aspecto más correcto es quien más daño te hace y al revés, la gente con un aspecto atemorizante encierran un corazón rebelde pero de oro.

– Pues a la otra punta de la ciudad y ya llego tarde. Y de allí,  luego corriendo al centro de salud.

– ¡Ah! Pues lo dicho, si quieres te llevo en mi Harley.

– ¿No fastidies que has comprado una Harley?

– Sí – Dice con una amplia sonrisa – Una Harley Sporster XL, mírala – dice señalando a un grupo de motos aparcadas al final de la calle.

– ¡Cómo que llama un poco la atención entre todas las motos! – y girándote hacía él – Y no te has conformado con los complementos de serie, le has cambiado cosas por lo que veo.

– ¡Claro! Si una Harley no está personalizada, realmente no es una Harley. Le he puesto las alforjas, un manillar cuelga monos y le he cambiado el tubo de escape… por ahora.

– Ya… para que todo el barrio sepa cuando vas en moto.

– Por supuesto – ríe – Mira como suena.

El estruendo del tubo de escape de la moto hace que un grupo de palomas salgan volando del susto y que una anciana saque la cabeza por la ventana con cara de pocos amigos. David, viéndola, abre a propósito más gas para aumentar el ruido.

– Por cotilla – contesta – Venga, ¿Subes?

– Bueno, vale. ¡Muchas gracias!

Te da un casco y te comenta.

– Mira, tu casco y el mio estan conectados y podemos hablar entre nosotros sin problemas. Tienen micro y altavoces incorporados – Subis a la moto y arrancais hacía vuestro destino.

– ¿A qué hora tienes que estar allí?-

– En 10 minutos.

– ¿ En 10 minutos? Oye, que esta moto no está hecha para correr – te contesta a la vez que pega un acelerón y se salta un semáforo en rojo – Por cierto, no sabía que fumabas, ¿nunca has pensado en dejarlo?

“Otro igual, que pesados” piensas – Sí, ¿y tú, no fumabas? – le respondes.

– Sí, fumaba, y lo había dejado varías veces…

– ¿Varías veces?

– Sí, la primera fue cuando mi padre pilló una neumonía que casi se muere… lo dejé y creo que me pase un año o más sin fumar. Pero ya sabes, cuando superas el susto, te relajas y en alguna fiesta vuelves a fumar. Y eso es lo que me pasó.

– Pero lo volviste a dejar, ¿ no?

– Sí, es que conocí a una chica, me gustaba y lo primero que me dijo que ella no toleraba la peste a tabaco y el mal aliento. Que si quería que me besará, ya sabía que hacer.

– ¿Y?

– 7 años que no fumo y 7 años que salgo con esta chica.

– ¿Y nunca tienes ganas? – preguntas. 

– ¿ De besarla? ¡Siempre!

– Jajajaja. No me refiero a fumar, lo otro ya lo daba por supuesto.

– Pues mira, el que diga que cuando deja de fumar, luego no se acuerda nunca más, miente como un bellaco. Yo me acuerdo del tabaco sobretodo cuando salgo y me tomo un cubata o cuando discuto con alguien, pero es eso… un recuerdo. Ya no es una necesidad como en los primeros días.

– ¿ Y que haces en esos momentos?

– Pues esperar, distraerme y en poco rato me olvido. Como te había dicho, es un recuerdo y lo que hago es pensar en otra cosa. Oye, te veo muy interesado… ¿seguro que no quieres intentarlo?

– Ya, lo que pasa es que ahora no es el momento – le contestas 

– Ok… Pero, dime – insiste – ¿No es el momento por algo puntual, por que ahora lo estas pasado mal por lo que sea o es por una situación estresante que tienes de siempre?

– ¿Hay alguna diferencia?

– En las dos situaciones se puede dejar de fumar. Todos conocemos a gente que lo ha conseguido incluso pasando un mal momento. Pero, si las dificultades por las que pasas son temporales, pues inténtalo en el momento más propicio. No sé, la típica personas que va muy estresada en el trabajo puede dejar de fumar en las vacaciones o, si quedan lejos, en fin de semana.

– Y cuando vuelva al trabajo, ¿Qué?

– Pues seguirá igual de estresado pero al menos los primeros días que son los peores los habrá pasado… – en las últimas palabras lo oyes vacilar y responde- No, será mejor aún. Fumar aumenta el nerviosismo de la persona, un amigo me comentó que la nicotina es un excitante y te aumenta la tensión que sufres… y es verdad, cuando yo deje de fumar, con el tiempo ví que estaba más relajado, menos nervioso,… ¿ Te imaginas sentirte menos nervioso en tu día a día?

– Sí, pero, para los que tienen un problema crónico es muy difícil.

– Que sera difícil no significa que sea imposible. Mucha gente en situaciones parecidas lo ha conseguido. A más, ¿ Que tienes que perder?

– ¡Que seguiré fumando!

– Ya, ¿Y? ¿Habrá algún cambio a peor? Seguirás igual, fumando… pues vale. Pero créeme, siempre hay una posibilidad que lo consigas y entonces habrás ganado.

– Pero…

– ¿Pero que? Para ganar algo, antes tienes que asumir derrotas y aprender de ellas… Sabes que tengo tatuada la palabra Tae-kwon-do en la pierna? Me la hice cuando gané un torneo.

– Si, ¿Y?.

– Pues que antes de ganar ese torneo, hubo un montón en los que perdí, en algunos directamente me eliminaron en la primera pelea. ¿ Y sabes que hice? Entrenar más, aprender de mis errores que me habían hecho perder.

– Pero si estas mal… – le respondes.

– Si estas mal es más difícil, posiblemente. Pero es como competir… los que me ganaron en mis primeros torneos, volvieron a estar cuando fui campeón. Volví a pelear con algunos de ellos y cuando llegue a la fase final, gané a auténticos campeones que cuando los conocí en mis primeros torneos los veía como imposible de ganar. Pero lo logré. Dejar de fumar es igual. Entonces que… ¿ Te animas?

Sí, venga, lo intento

Es que ya lo he intentado y no lo he conseguido

Es que en el fondo, me gusta fumar

No quiero dejar de fumar, por que no veo que fumar me afecte, ya lo dejaré 

Pienso que realmente ya es muy tarde para dejar de fumar 

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