No tengo fuerza de voluntad

– Yo no tengo fuerza de voluntad suficiente para dejar de fumar – aseveras.

– Ah… Y dime, ¿a que te refieres con esto de la fuerza de voluntad?

– Pues a… – En ese momento te suena el móvil. Es lo de siempre, tu lo sabes bien. Ese asunto que te complica la vida pero al final acabas saliendo del paso como puedes y solucionándolo todo sobre la marcha…

– ¿Sí? – dices con voz cansada – Ah, ¿que tengo que hacer que?… ¿para cuando? – des del otro lado del móvil no paran de trasladarte con ruegos y peticiones – Ok, ok, entiendo….Tranquilo que no pasa nada, lo hago… Sí, sí. No tardaré mucho, tengo que ir también al centro de salud, pero más tarde… ahora estoy con un amigo, cuando acabe con él voy para allá y lo soluciono,… – vuelve a insistir – ¿ Qué cuanto tiempo estaré con mi amigo? – tu amigo te dice “¿20 minutos?”- Pues no sé… una media hora… ¿ Puede esperar, no? – intentas calmarlo – llegaré a tiempo, tranquilo…

Cuelgas y suspiras. Este asunto te absorbe tus energías, incluso cuando intentas evadirte un poco ya sea quedando con amigos, paseando, haciendo tu hobbie preferido siempre aparece.

– Lo de siempre, ¿ no? – te dice tu amigo

– Sí, mira, que le vamos a hacer. Se tiene que hacer y se hace, no hay más.

– Pero es difícil.

– Sí, claro, como a mucha otra gente. Pero es normal, no soy una excepción. Es parte normal de la vida, a veces nos topamos con dificultades pero es lo que toca. Te arremangas y tiras para adelante.

– ¿ Y aquí tienes fuerza de voluntad? – Te pregunta.

– Sí, no puedo no tener. Lo he de hacer como sea.

– ¿ Y lo haces todo bien? 

– ¡Ojalá! – exclamas – no veas las patinadas que pego a veces… Pero bueno, cuando te equivocas, al final no sabes cómo pero encuentras siempre la solución y así para otra vez ya tienes la lección aprendida…

– Ya veo… pero es lo qué tu dices… quien no tiene hijos, tiene nietos, o tiene un trabajo que le absorbe, o yo que sé,…se está sacando el carnet y se lo saca a la quinta. Todos tenemos dificultades o retos en nuestra vida y los superamos, cómo podemos, pero los superamos.

– Sí, toda la razón.

– ¿Pues si eres capaz de superar toda serie de dificultades y adversidades por qué con el tabaco lo ves diferente? 

– Pero no es lo mismo, ¡no compares! – le rebates.

– ¡Claro que no es lo mismo! Pero si tú eres capaz de superar otros retos en tu vida, ¿eso no es tener fuerza de voluntad? 

– Sí, pero…

– ¿Es la fuerza de voluntad la que te ayuda a superar todo este lío de la llamada?

– No lo diria así. Considero que tengo que hacerlo y busco como salir airoso.

– O sea, estamos ante dos situaciones difíciles y en una dices que te ves capaz de insistir hasta conseguirlo y en otra que no hay manera.

– Vale, no tiene lógica, pero me lo plantees como me lo plantees pero para mi es muy difícil dejar de fumar. 

– No te he dicho lo contrario. ¿Te acuerdas como me costó a mi? – te replica – Y dime una cosa ¿ Soy yo la única persona que conoces que le haya costado dejar de fumar? ¿Soy la excepción? 

Haces un poco de memoria y te acuerdas de otras personas que dejaron de fumar después de que les costara mucho, incluso después de varios intentos… y lo consiguieron. 

– Entonces, ¿ qué me dices? – Vuelve a preguntarte tu amigo

Sí, tienes razón, ¿ Que pierdo en intentar dejar de fumar?

Sí, pero ahora mismo no puedo

Sabes que lo he intentado varias veces y no he podido

Es que en el fondo, me gusta fumar

No quiero dejar de fumar, por que no veo que fumar me afecte, ya lo dejaré 

Pienso que realmente ya es muy tarde para dejar de fumar

 

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